Unos gramos contra el ambiente y la salud. / Alejandro Luy
¿Puede algo que pesa algunos gramos matar al ambiente?
¿Algo tan ligero puede realmente contaminar los suelos,
envenenar el aire, afear los entornos naturales y urbanos, producir la muerte de diversos tipos de animales?
La respuesta es sí. Sin embargo para ser justos, no se trata de una sola cosa y unos pocos gramos, sino de miles de millones, repito MILES DE MILLONES.
Se trata de las bolsas plásticas que cada año desechamos en el mundo, y Venezuela no es la excepción.
Números redondos
Una bolsa plástica tiene la capacidad de resistir de 8 a 10 kilos, un peso bastante superior al que puede cargar una persona promedio. Sin embargo muchas personas cuando van al supermercado toman, piden y hasta exigen una doble bolsa. Muchos empacadores para quedar bien y ganar más propina hacen de la doble bolsa una práctica común.
Según la Asociación Nacional de Supermercados, este tipo de establecimiento necesita 210 millones de bolsas al mes, por lo que al año llevamos del supermercado a la casa 2.520 millones de bolsas.
Pero como los supermercados no son los únicos que usan bolsas, la cifra anterior se hace más grande por las que recibimos en panaderías, farmacias, mercados populares, tiendas, y en un sinfín de comercios.
Se estima que cada habitante del país consume 150 bolsas de plástico al año, lo cual significa – dada la población de Venezuela – 4 mil millones de bolsas. A partir de marzo de 2013 cada bolsa tiene un costo promedio de 0,5 Bs. Una simple multiplicación nos da que el costo económico de esas bolsas es de 2 mil millones de bolívares.
Botando los reales para contaminar
Los estudiosos de la Gestión Integral de Residuos Sólidos coinciden en que la vida útil de una bolsa plástica es muy corta; de la tienda o supermercado, llegan a la casa y allí son desechadas. En otras palabras: cada bolsa plástica se convierte en poco tiempo en basura.
Esa bolsa, elaborada con productos derivados del petróleo y que ha tenido un costo para los comerciantes y para nosotros, la usamos sin considerar los impactos ambientales y sociales que genera cuando se multiplica por miles de millones.
Una bolsa plástica tradicional tarda más de cien años en degradarse. Las bolsas oxodegradables lo hacen en cinco años, pero ambas permiten la incorporación de polietileno al suelo o a los peces que luego serán consumidos por los humanos u otros seres vivos.
Otra contaminación generada por la proliferación y el mal manejo que le damos a las bolsas plásticas es la visual. Prácticamente en cualquier lugar de nuestro país, particularmente en playas, ríos, caminos en los espacios naturales y por supuesto ciudades nos encontramos este molesto visitante.
No menos importante es la muerte que causan las bolsas plásticas a peces, aves e incluso mamíferos marinos como delfines cuando estas son ingeridas al confundirla con alimentos. Es bien sabido que una bolsa plástica flotando puede semejarse a una medusa, uno de los alimentos de las tortugas marinas, las cuales terminan ahogadas.
¿Qué hacer?
Sabemos que las bolsas plásticas son usadas para botar la basura del hogar. Pero si quieres contribuir a minimizar el problema que ellas generan sugerimos que botes tu basura en bolsas plásticas de mayor capacidad (25 o 30 litros). Ello ayuda a minimizar el impacto de las bolsas y mejora la eficiencia de recolección.
Además te invitamos a:
1. No pedir doble bolsa en el supermercado
2. Considerar llevar tu compra en la cartera, morral o incluso en el bolsillo
3. Llevar una bolsa ecológica o un carrito al hacer las compras
Y por sobre todas las cosas siempre preguntarte, ¿realmente necesito la bolsa?
¿Sabías que?
En el Día Mundial de Playas, después de las colillas de cigarros, los residuos de plásticos (tapas, boltellas, bolsas, pitillos) constituyen los principales desechos recolectados e inventariados por los voluntarios en las costas de Venezuela.
Alejandro Luy
Artículo publicado en la Revista Vecino Saludable
N° 62, Noviembre-Diciembre 2013,
en alianza con Botiquería en el programa Cuadra Limpia y Saludable.