Especial de ONG Vitalis

ALZA TU VOZ, NO EL NIVEL DEL MAR

· 2014 fue declarado Año Internacional de las Naciones Unidas para los
Pequeños Estados Insulares en Desarrollo.

· El planeta ha perdido 33% de sus ecosistemas naturales.
· Venezuela enfrenta medio centenar de problemas ambientales

(Especial VITALIS, 5/Junio/2014).

Con el lema «Alza tu voz y no el nivel
del mar» este 5 de junio se celebra el Día Mundial del Ambiente,
iniciativa que busca recordar los temibles efectos del aumento del nivel
de los mares y océanos del mundo, en particular sobre los estados
insulares.

El Día Mundial del Ambiente fue establecido por la Asamblea General de
las Naciones Unidas el 5 de junio de 1972,
para marcar el inicio de la
Conferencia de Estocolmo sobre el Ambiente. Otra resolución adoptada
por la Asamblea General ese mismo día dio origen a la creación del
Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA).

Recordemos que el año 2014 fue declarado Año Internacional de las
Naciones Unidas sobre los Pequeños Estados Insulares en Desarrollo
(PEID) a propósito de su vulnerabilidad ante el incremento sostenido
del efecto invernadero, buscando sensibilizar a los líderes del mundo
para lograr un nuevo y significativo acuerdo sobre el clima en París en
2015.

ALZA TU VOZ A TRAVÉS DE LA CONTRALORÍA SOCIAL

A propósito del slogan de la celebración de este año, Diego Díaz
Martín, Presidente de VITALIS y Jefe de Estudios Ambientales de la
UNIMET, resalta la importancia de la participación ciudadana en el
control de la función pública, mediante diversas acciones de control,
vigilancia y evaluación, con el propósito de contribuir a que la
gestión gubernamental y el manejo de los recursos públicos se realicen
en términos de transparencia, eficacia, legalidad y honradez, así como
para exigir la rendición de cuentas a sus gobernantes.

El líder de VITALIS está convencido que parte importante de la
sustentabilidad ambiental se soporta en el ejercicio de la contraloría
social, por lo que considera que «todos los ciudadanos estamos llamados
no sólo a disfrutar nuestros derechos ambientales contemplados en la
constitución, sino también a conocer y cumplir con nuestros deberes.

«Si la gente no alza su voz de alerta, el ambiente continuará
deteriorando», asegura Díaz Martín. A todos afecta el aire
contaminado, el agua no potable y los alimentos no seguros, entre tantos
otros problemas ambientales. Por ello es tan importante que los
ciudadanos se sensibilicen, informen y formen en materia ambiental, a
fin de contribuir en la solución de los principales conflictos que
existen en Venezuela y en el mundo, y que requieren de pronta atención.

SITUACIÓN AMBIENTAL A NIVEL MUNDIAL

El planeta ha perdido alrededor del 33% de sus ecosistemas naturales en
los últimos 30 años, al tiempo que la presión sobre la tierra se ha
incrementado en más del 50% durante el mismo período de tiempo,
principalmente debido al aumento en los patrones de consumo sobre los
recursos naturales renovables y la contaminación.

Cada segundo, media hectárea de bosques es destruida, las emisiones
globales de dióxido de carbono sumaron a fines de los 90 alrededor de
25 mil millones de toneladas, casi doblada la cantidad que se registró
en 1950 y todavía más de 4 mil millones de seres humanos carecen de
agua. A todo ello debemos agregar el efecto que ha tenido el acelerado
crecimiento poblacional, que alcanza en el presente año a más de siete
mil millones de personas que demandan espacio, comida y energía, con la
correspondiente generación de residuos de todo tipo, incluyendo algunos
altamente contaminantes

Cada año desaparecen miles de especies y con ellas nuevas posibilidades
de cultivos agrícolas, productos industriales o medicinas.

Con la pérdida de diversidad, aumenta la uniformidad, la dependencia de unas
pocas variedades de plantas para alimentarnos, y sobre todo crece la
vulnerabilidad ante las pestes y las enfermedades. La biodiversidad se
pierde debido al deterioro y fragmentación de los hábitats, a la
introducción de especies, la explotación excesiva de plantas, animales
y peces, la contaminación, el cambio climático, la agricultura y
repoblaciones forestales con monocultivos de rápido crecimiento.

Más de 17 mil especies de plantas y animales están amenazadas, y
enfrentan un alto riesgo de extinción en el futuro cercano, en casi
todos los casos como resultado de la actividad humana. Esto incluye el
24 por ciento de las especies de mamíferos y el 12 por ciento de las
especies de aves.

En los últimos 500 años, la actividad humana ha llevado a 816 especies
a la extinción en vida silvestre.
El aumento del número de aves que se
sabe están extintas se debe en parte a una mejor documentación de los
casos y a nuevos conocimientos, pero desde 1800 se han extinguido 103
especies, lo cual indica que la tasa de extinción es 50 veces mayor que
la tasa natural. Muchas especies desaparecen aún antes de ser
descubiertas.

Las zonas más transformadas, sin apenas restos de la vegetación
original y con grandes pérdidas de diversidad biológica, son Europa,
el Este de EE UU, China y el Sureste asiático. América del Sur, con el
62,5%, y Oceanía, con el 62,3%, son las dos regiones mejor conservadas
y menos transformadas, mientras que Europa es el continente que menos
hábitats ha conservado, con sólo el 15,6%. Las zonas de Oceanía bien
conservadas corresponden a los desiertos de Australia, mientras que las
regiones de América del Sur casi intactas corresponden a la Amazonia,
con bosques tropicales con una extraordinaria diversidad biológica y
algunas regiones andinas. África es la zona con más áreas
parcialmente transformadas, reflejo de una presión demográfica
todavía baja, y de una agricultura extensiva. Europa, con 64,9%, es la
región más humanizada, más del doble que el siguiente continente,
Asia, con 29,5%.

Especialmente amenazados se hallan las comunidades coralinas de todo el
mundo, que han sido dañados por pesqueros industriales de arrastre, los
cambios climáticos y los procesos de sedimentación.

El aumento en los niveles de exploración pesquera y petrolífera
también están dañando la frágil biodiversidad de muchas zonas
marinas. Al estar abierta al acceso no regulado, alta mar se ha vuelto
cada vez más susceptible a la sobreexplotación. Por otro lado, los
débiles sistemas de vigilancia y control de muchas zonas costeras en
todo el mundo, han derivado en crecientes niveles de degradación
ambiental, que hacen poco viable el retorno de sus condiciones
ambientales originales.

A las consecuencias indeseables del desarrollo económico, del
crecimiento demográfico, de la desigual distribución de la renta y del
consumo insostenible de recursos, hay que añadir las causadas por las
nuevas biotecnologías y el desarrollo de la ingeniería genética, el
reducido espectro de productos agrícolas, forestales y pesqueros
comercializados, y las políticas económicas que no atribuyen su debido
valor a los recursos. La mayor parte del germoplasma de las especies y
variedades agrícolas y ganaderas puede llegar a desaparecer.

En materia de alimentación, 90 por ciento procede únicamente de 15
especies de plantas y 8 especies de animales, lo cual genera enormes
presiones sobre los sistemas productivos. Por ejemplo, de acuerdo con la
Organización Internacional para la Agricultura y la Alimentación (FAO,
según sus siglas en Inglés), el arroz aporta 26% de las calorías, el
trigo 23% y el maíz 7%, y sus patrones de consumo continúan creciendo,
y con ello los impactos ambientales negativos asociados a su
producción.

SITUACIÓN AMBIENTAL DE VENEZUELA

Venezuela no está exenta de la crítica situación ambiental del
planeta. De acuerdo con VITALIS y sus evaluaciones anuales del sector
ambiental, Venezuela confronta al menos medio centenar de problemas,
muchos de los cuales se subdividen a su vez en decenas de subproblemas
con raíces y efectos comunes para los seres humanos y el resto de los
seres vivos.

Entre los principales conflictos ambientales de Venezuela, Díaz Martín
destaca el mal manejo de la basura, la contaminación del aire y del
agua, la minería ilegal, la poca inversión en el manejo de las áreas
protegidas, el comercio ilegal de animales y plantas silvestres, la
débil gestión ambiental, tanto a nivel público como privado, la
limitada supervisión y control ambiental de los proyectos
urbanísticos, agrícolas e industriales (entre otros), la falta de
educación ambiental,
la politización de la participación pública en
la toma de decisiones, y el poco peso que ejerce la autoridad nacional
del ambiente en el poder ejecutivo.

A estos problemas, el técnico de VITALIS suma la limitada coordinación
y cooperación entre el gobierno nacional y sus homólogos estadales y
municipales, así como la poca participación de las ONG y las
universidades en los programas oficiales, la poca inversión en
programas de investigación conservacionista y de educación ambiental,
y la falta de planificación en los servicios públicos, como el acceso
al agua potable, el tratamiento de las aguas servidas y el uso de
energías renovables para la producción de energía eléctrica.

Especial importancia confiere VITALIS a la función pública de los
municipios en la gestión ambiental, que pareciera estarse debilitando,
en particular el monitoreo de variables fundamentales como el ruido, la
calidad del aire y el manejo de las áreas verdes, entre otras
competencias.

Pese a ser el 9no país en mayor biodiversidad del planeta, y contar con
una extensa red de Parques Nacionales, Monumentos Naturales y otras
áreas protegidas, Venezuela aún no ha logrado impulsar un modelo de
turismo sustentable,
que promueva el ingreso de divisas al país que
contribuyan a impulsar su conservación a perpetuidad, como se ha
logrado en Costa rica, Colombia y Brasil, por ejemplo. A ello se suma
las dificultades derivadas por los servicios públicos deficientes, así
como la falta de seguridad personal, que limitan aún más la puesta en
marcha de un modelo verdaderamente sostenible.

IMPORTANCIA DEL AMBIENTE

Los bosques, sabanas, ríos y demás ambientes naturales, albergan una
inmensa diversidad de recursos que han servido a varias generaciones
para la obtención de alimentos, medicinas, vestido, energía y
vivienda.

La mayoría de los productos farmacéuticos comercializados son de
origen silvestre. Asimismo, dependemos en gran medida de la naturaleza
para alimentarnos.

Muchos de los tejidos más cotizados en la industria del vestido
provienen de la naturaleza. El lino, por ejemplo, se obtiene de una
planta herbácea que lleva el mismo nombre. De igual importancia figuran
el algodón, la lana y la seda.

La naturaleza es asimismo una fuente extraordinaria de energía. El
viento y el agua, por su parte, son capaces de generar la electricidad
necesaria para surtir grandes ciudades y soportar sus procesos de
desarrollo. De igual importancia ha sido el consumo de la leña.

La vida silvestre también es inmensamente valiosa como fuente de
material genético. Los cultivadores recurren continuamente a la
naturaleza en el estado silvestre para obtener nuevos genes que darán a
sus cepas mayor resistencia ante los cambios climáticos y las plagas, o
les permitirán satisfacer la nueva demanda del mercado.

La naturaleza constituye obras de infraestructura a un precio
infinitamente inferior al que cobraría cualquier empresa de
ingeniería.
Por ejemplo, los manglares proveen a las comunidades
costeras, protección contra el oleaje y el viento, estabilizan
sedimentos para prevenir la erosión y sirven de criaderos para especies
de peces con alto valor comercial aguas afuera.

www.vitalis.net

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